Ayer empecé a ver una serie: Borguen, la verdad es
que está muy bien; es como Boss o Juego de
Tronos, son series que reflejan las telarañas y entresijos del poder, la
corrupción, la falta de ética, de principios… son como la vida misma. Me llama
la atención que en este tipo de series/escenarios da igual a qué partido
pertenecen los personajes, es una suerte de competición, podrían ser partidos
políticos o de futbol, porque lo
importante es ganar. Me gusta, me gusta ver series de este tipo.
Para mí y los que tenemos un
proyecto de transformación de la sociedad, la política es otra cosa. Somos una
suerte de extraterrestres que creemos que política es hacer un banco de
alimentos, preparar una asamblea o hacer una protesta frente a un banco. Somos
de las que pensamos que para nuestra desgracia la mayoría de las decisiones
importantes no se toman en los parlamentos, no las toma Rajoy ni Pedro Sanchez
ni Iglesias, las toma el IBEX, las toma el BCE, y también las tomarían por qué
no, las organizaciones que sepan darse cuenta de dónde y cómo podemos construir
contrapoder.
Durante un tiempo hemos vivido
una combinación absurda. Un centralismo burocrático interno, mal entendido, que
nos hace y nos hacía no saber cómo intervenir en un movimiento amplio, más que
para intentar controlarlo e instrumentalizarlo; y por otro lado no confiar en nuestra
militancia más que para infantilizarla y darle órdenes. Esto lo hemos combinado
con un cinismo en lo externo, teorizado por los más altos y reconocidos
intelectuales de nuestras filas, que al final no venían a decir más que un “si
no ganas no existes”.
Parafraseando a @agarzon:
“Tenemos que repensar la izquierda no para buscar un nicho de mercado como si
en vez de una organización política fuéramos una empresa y en vez de dirigentes
fuéramos directores ejecutivos. Queremos
hacer política” Creo que ahí está una de las claves principales y que hace
que esto que tenemos entre manos (PCE, Unidad Popular etc.) sea útil.
Hay personas que han decidido
abandonar nuestras organizaciones, no les culpo, es lógico que cada una estemos
en el lugar que consideramos eficaz para lograr nuestros objetivos. Lo que si
me preocupa es cuáles eran o cuáles son esos objetivos.
Estamos en un momento que desde
la izquierda tenemos que preguntarnos por todo lo que ha cambiado en nuestra
sociedad. Un momento en el que tenemos que colaborar electoralmente y en otros
ámbitos con las demás fuerzas en la medida en que esos acuerdos puedan ser
positivos para la transformación social. Un momento de luchar contra las
injusticias desde la acción y desde las
instituciones. Creo
que la unidad popular se construye también, y mucho, en la movilización social
y en las calles, y eso es una de las grandes cosas que nos diferencia.
Parafraseando al concejal de
Economía y Hacienda @carlossmato (un grande), parece que los que con mucha
ilusión iban a tomar el cielo por asalto ahora se están pensando si quiera cómo
llamar al timbre. Nosotras hacemos
política en nuestro centro de trabajo cuando nos metemos en un sindicato, en el
cole de nuestros niños cuando nos metemos en el AMPA, en el barrio cuando
creamos una asociación vecinal, o en la universidad cuando organizamos movimiento
estudiantil.
Habrá quienes nos miren por
encima del hombro, nos acusen de estar fuera de la realidad y nos comparen 42
con 2, habrá también quienes den grandes discursos y escriban excelentes análisis; pero
si no tienen esto en cuenta, si renuncian a hacer política más allá de las
instituciones, estarán dejando de lado la herramienta más valiosa que tenemos
para poder aplicar con efectividad políticas de ruptura: el pueblo organizado.
El “no te lo perdonaré jamás” o
los continuos ataques mediáticos sólo son el principio de lo que pasa o pasaría
cuando personas con voluntad de cambio llegamos a las instituciones. No es fácil
que nos pongamos de acuerdo, no es fácil que ganemos, pero más difícil aún que
todo eso es hacerlo bien cuando llegas a “ganar”. Como decía también Sanchez
Mato: “Estamos atados de pies y manos, pero tenemos las herramientas para
romper las cuerdas”.
Para luchar contra el Imperio
necesitas a los rebeldes, pero incluso cuando controlas el Senado debes seguir
teniendo a la resistencia.
Sé que algunas comparten nuestro
proyecto, aunque se equivoquen, -en mi humilde opinión-, en la estrategia; pero
también sé que hay otras que nunca lo tuvieron y mentiría si no reconociese que
la marcha de alguna persona me ha hecho sonreír.
Hay personas u organizaciones
moradas a las que trabajar algo más allá de lo institucional no parece
interesarles demasiado. Yo creo que nuestra película es otra, es la que va de
consolidar espacios de unidad, pero no electoral exclusivamente, es la que se
hace andando, es la que trata de construir día a día espacios de poder popular
en nuestros barrios, universidades y centros de trabajo
Creo que debemos iniciar un nuevo
camino de colaboración de las fuerzas de ruptura, colaboración en todos los
ámbitos, y en este camino debemos cambiar muchas cosas. Debemos dotarnos de
métodos internos radicalmente democráticos, donde desde lo más cercano tengamos
capacidad de decidir. Debemos de construir con los otros actores en pie de
igualdad. Sólo de ese funcionamiento donde la democracia sea una realidad
efectiva, y dónde no dejemos de pisar la calle, puede surgir una alternativa
política con autoridad y a la altura de las circunstancias que estamos
viviendo.
Este es uno de los motivos, hay
más, por los que a mi este proyecto sí me representa. Como decía antes, debemos ser una especie de extraterrestres, pero
cuidadito con nosotros, que algún día, dominaremos el mundo ;)
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