PENSAMIENTO MONÓGAMO, TERROR POLIAMORSO: DEBATES QUE INCOMODAN Y TRANSFORMAN
El 23 de noviembre de 2024
celebramos una tertulia en la asociación sobre “Pensamiento monógamo, terror
poliamoroso”. Aproveché para celebrar mi cumpleaños. Venía bastante a cuento,
pues mi verano había estado atravesado por
este descubrimiento, y que mejor forma de completar una vuelta más al sol que
debatiendo sobre el asunto que revolvió mis entrañas en 2024.
Aunque siempre he sido poliamorosa,
(intuía y sobre todo sentía algunas cosas), otras que leo de la Sara de 2013 me
horrorizan. Pero también veo claves interesantes que me siguen resonando hoy en
día, y que, con otras palabras, más conocimiento y más experiencias, vienen a
ser los mismos debates y preocupaciones de hace años.
Escribía por ejemplo la sara de
2013 que “el amor se reparte”, y que “no se quiere con la misma intensidad cuando
quieres a una persona que cuando quieres a cinco”. Hoy no diría esta frase,
sabemos que sí podemos querer y de hecho queremos a varias amistades, hijos e
hijas, familia, vecinas, compañeras, red, y por qué no, claro, amantes (en el sentido
latino del término "quien ama" o "quien siente amor") a la
vez. Pero esta afirmación no deja de ser cierta, si pensamos, por ejemplo, en
el tiempo que las personas ocupan en nuestra mente, o en el que las dedicas. Aunque nuestra capacidad de amar es
ilimitada, no tenemos tiempo ni recursos para desarrollar relaciones
profundas con muchas personas.
El libro de la Vasallo nos
introduce en el concepto de Poliamor
Neoliberal, que sería el consumo de personas (o en el peor de los casos,
cuerpos) en búsqueda de adrenalina
constante, sin cuidados o/y sin colectivizar los afectos. Por más que esté
de acuerdo en que esto no es lo deseable, no es ético; no puedo evitar, en
cierta medida, ser yonkie de esa adrenalina, lo que hoy llamamos ENR (Energía de la Nueva Relación) y
que es un concepto que me perturba y me fascina.
Vasallo nos plantea que la ENR es
la trampa básica del amor romántico, y que hay que problematizarla, mucho. Nos
pone así frente a una contradicción
importante. Ahí es dónde te planteas que no eres la activista perfecta, que
te falta trabajo de deconstrucción que hacer. “Si de verdad creemos que el amor romántico es nocivo, dejemos de
publicitarlo”.
Al menos nos da una salida: “analizar el placer no significa dejar de
sentirlo, significa hacerlo sostenible desde un paradigma nuevo”. Romper
con la obsolescencia programada de los
afectos, cuestionar de verdad el sistema, pensarnos radicalmente, soñarnos
con intensidad, incomodarnos e incomodar
a los demás.
Porque eso es así. Cuando eres
poliamorosa incomodas. Porque pones en jaque los cimientos de lo que da sentido
a la vida de millones de personas. Tú sientes vergüenza, culpa, te planteas si
eres mala persona; y en los demás generas rechazo, curiosidad, menosprecio,
miedo, risa, ¿envidia?, y habrá quien directamente prefiera no escucharte para
que no le contamines con melones en su cabeza que no está dispuesto/a a abrir.
Por supuesto no se trata de decir
aquí lo que es bueno o malo, pues cada uno tendrá que elegir su camino todo lo
libremente que pueda. Se trata de ayudar a que esa decisión sea un poco más consciente,
que sepamos que la monogamia es ese “marco invisible donde se juega la partida
del amor”, el que no se nombra, el que viene dado de manera incuestionada.
O más concretamente, el “sistema de pensamiento que organiza las
relaciones en grupos identitarios,
jerárquicos y confrontados, a través de estructuras binarias con polos
recíprocamente excluyentes”.
Vasallo también nos habla de la
confrontación femenina, a la que podemos combatir con sororidad. Nos habla de deseo, de familia elegida, de nación, de
racismo, de disciplinamiento del cuerpo, de qué es lo natural y lo no natural,
de la ética de los cuidados, de interdependencia, de soledad, de sexualidad... Y tantos otros temas que nos animan a
continuar explorando, leyendo, dialogando y encontrándonos para profundizar en
estas reflexiones con pasión, mientras imaginamos transformar el mundo y
perseguir la felicidad en el camino.
Por Sara Somos Agua.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Y tú, ¿qué opinas?