Un
año más volvemos a “celebrar” el 25N, un año más en el que ha habido 92
feminicidios, un año en el que vemos que las violencias ni mucho menos
disminuyen, sino que aumentan, un año terrible en el que tenemos que levantarnos diariamente con noticias como las de las violaciones múltiples en San Fermines…
Tal
y como recoge la web: https://nosafectaatodas.com/ “En España se comete una violación
cada ocho horas, y más del 70%
de los agresores
son conocidos de la
víctima, generalmente personas cercanas, como familiares o
parejas, y por tanto
la mayoría de las violaciones
son en casa de la víctima
o de conocidos,
en espacios que podrían considerarse
seguros.”
Cuando
salimos de los círculos más activistas y politizados, nos damos cuenta de lo
terrible que es el tema, nadie te entiende, te hablan de denuncias falsas, de
lo exageradas que somos y de todas las supuestas oportunidades que hoy en día
tenemos las mujeres. Lo realmente grave es que no detectan la violencia, por
mucho que la tengan delante de sus narices, o que las estadísticas demuestren
el auge de la violencia entre adolescentes lo que nos da una pista del futuro que
nos espera y de que el problema lejos de reducirse, aumenta. La sociedad niega
la evidencia de la insoportable realidad de que absolutamente todas las mujeres
hayamos sufrido o suframos alguna forma de violencia sexual en nuestra vida
(acoso, abuso, agresión…).
Después,
vuelves a los círculos militantes, donde en teoría vas a sentirme
más a gusto, más cómoda, más segura, al presuponerse cierta conciencia y actitud
frente a esta cuestión, y te das cuenta de que las palabras feminismo,
violencia o patriarcado se repiten como un mantra, como un significante vacío de
esos de Errejón, como un superficial lugar común que se dice respetar de
boquilla, por ser lo políticamente correcto, pero que no se entiende ni se
comparte. Si no pasamos de lo superficial, si no profundizamos, si no analizamos si realmente compartimos diagnóstico, no podremos tampoco compartir soluciones.
Este
no profundizar, este no ir a la raíz de los problemas, este voy a decir lo
correcto para no parecer un “machirulo” sin pensar qué quiere decir
deconstruirnos o empoderarnos, tiene consecuencias prácticas que es que las
violencias se siguen perpetuando, en espacios, eso sí, teóricamente
feministas.
Se
frivoliza con el hecho de que parezca que el feminismo es “juntarse a hablar de
cosas de chicas”, no no es eso, al igual que el marxismo no es “juntarse a
hablar de cosas de obreros”. El patriarcado es una estructura social e
histórica de dominación de la mujer por parte del hombre. Es un sistema de
relaciones sociales, que oprime a las mujeres, que se apropia de su fuerza
productiva y reproductiva y de sus cuerpos, de forma violenta. Es un sistema de
dominación que se da en todos los planos: el económico, el social, el psíquico,
el cultural, el político el ideológico… por el cual, y a través de
instituciones tanto públicas como privadas, los hombres se sitúan en una
posición de superioridad en el sistema social y oprimen a las mujeres que se
encuentran en una posición subordinada. Nos oprimen, por el hecho de ser mujeres.
No
hay mujer que no haya sido asaltada por exhibicionistas, manoseada en el metro
o en el autobús, acorralada con repugnantes piropos, cuando no directamente
abusada. Por tanto, decir que lo personal es político no es un canto a la
subjetividad, al igual que la rabia que sentimos las mujeres no responde a
ninguna neurosis, sino a una estructura social en la que somos sistemáticamente
dominadas.
Por
tanto, no es sólo una ideología machista, una mera cuestión de actitudes, ni
casos aislados de agresores violentos cómo podríamos imaginarnos. El perfil del
violador es un hombre “normal”, es el reflejo o las consecuencias de un sistema
social en el que el hombre ejerce sistemáticamente poder sobre la mujer.
Los
derechos de las mujeres no son “derechos civiles individualistas/burgueses”, la
lucha feminista va a la raíz de la desigualdad. Desde la UJCE hemos lanzado una
campaña para denunciar en uno de estos planos el judicial, como el Estado es
cómplice directo de un sistema que permite que nos maten y nos violen.
#NosAfectaATodas
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Y tú, ¿qué opinas?