Después de 4 meses sólo una cosa ha cambiado, ahora sí estamos en plena batalla...
Nos he reconocido.
Era
uno de esos ensueños que, a pesar de utilizar toda la escenografía onírica
habitual, son una continuación de nuestra vida real y en los que nos damos
cuenta de ideas que siguen teniendo un valor después de despertar...
Todo
era raro, no encajaban, venían de mundos diferentes, la extraña pareja que
diría Ismael serrano, ella morena y frágil, graciosa y pequeña; él todo un
señor, su vida, sus rarezas, su forma de ver la vida, su encanto.
Algo
pasó: hoteles, copas, reuniones, vino, sexo, restaurantes a los que ella no
estaba acostumbrada. No parecía real, un paréntesis, entre mesa y mesa,
reuniones y manifestaciones; de pronto, la
evasión era la vida real. Aunque eso era demasiado importante para discutirlo.
Él
siempre le decía que sólo había un objetivo en la vida: ser feliz, que todo lo
que hiciéramos tendría que estar encaminado a eso, pues “sólo hay una vida, y no podemos permitirnos el lujo de desperdiciarla”.
Eso le encantaba de él, que viviera cada momento como si fuese único, que
viviesen el ahora, siempre.
Ella
tenía sus historias, justo antes de conocerle había empezado a tener algo con
otra persona. Sin embargo, nunca prescindió de ningún laberinto, incluso los que
amenazaban con un callejón sin salida. Él le prometió que todo sería sencillo,
ella sabía que no era así; pero en su idealismo, no le importó, pues sabía que
las revoluciones, siempre se producen en los callejones sin salida.
“La
sociedad y las personas, deben juzgarse por su capacidad para hacer que la
gente sea feliz”. En todas las historias llega el momento en el que algo se
complica, el pasado irrumpe, como suele hacer en estos casos, de forma extraordinaria,
a incordiar. Pero aún no están en ese punto, aún no comenzó la pelea. Un campo de batalla donde sólo ganas cuando
te arrasa el enemigo.
Nunca
hay que pensar en toda la calle de una vez, ¿entiendes? Sólo hay que pensar en
el paso siguiente, en la inspiración siguiente. Nunca nada más que en el
siguiente.
Ella
sólo quería una cosa: acaríciame, y sigue haciéndolo fácil ;)
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