Parte 3.
Las risas, la cerveza Cristal, las fotos, Alberto y su móvil, la Habana vieja, o qué vieja está la Habana, los taxistas y meternos 20 en uno, los CUC o los “se u se”, los sueños por reconstruir, y las ganas de impulsar nuevos. Bego, Natalia, Laura, Marta, Alicia que lleva más de 40 años con Alberto, Ana mi nueva super amiga, David, Noelia, y hasta María y María José con sus extravagancias. Y que vivan Fidel y el Ché, y ya cansados de arroz volver a intentar bailar. El buen tiempo, Matanzas y las puestas de sol, la piscina y fotos de modelo. Todo eso estuvo muy bien.
Pero, el plato seguía vacío.
Al fin y al cabo yo ya había estado en Cuba, ¿en serio me había cruzado el océano para irme con esta sensación? La frase más repetida en mi cabeza era “pues la próxima vez que venga podremos hacer, iré, comeré, veré, bailaremos…
Y de pronto apareciste. En un bar guarachando. Y cometí el gran acierto de elegir al único de la pista que no sabía bailar. ¿Si mejor hablamos?
Y de pronto apareciste. En un bar guarachando. Y cometí el gran acierto de elegir al único de la pista que no sabía bailar. ¿Si mejor hablamos?
Y contigo darme cuenta de que no es cuestión de apologías, y que es más
interesante que me enseñes tu Habana, que las otras ya me las conozco. Sería por eso
que fui y te busqué para fumar. Y mejor ser feliz llena de dudas. Y descubrir que eras un yogurín, y embullarse y que me embulles, que me des chucho, que me des mucho chucho y dártelo yo, que me voy con mi piquete pero no te dejo quemado, así mismo, tremendo cubano, y el dominó de fondo como deporte nacional...

Tres cortos días que hicieron que al menos por un rato deje de lado las grandes
revoluciones para centrarme en una:
revoluciones para centrarme en una:
Ser tu café.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Y tú, ¿qué opinas?