Parte 2:
¿Un paladar flamenco? Que no, que no hemos venido aquí para esto. ¡Qué incomodo es ser comunista coño, y qué cansado! No supieron leernos, y desde el principio tuve el convencimiento de que iba a tener que pasarme los días a la defensiva, justificando, explicando, defendiendo..[...] y esa sensación de que alguien te enseña su país a desgana nos acompañó durante todo el recorrido…
Yo seguí defendiendo que las trincheras de ideas valen más que las de piedras, y sino,
ahí estaba Martí para recordármelo, en cada pared de la Habana, de sus hoteles, de sus
calles, en cada mural, en cada grafiti, cada proyecto comunitario conseguía devolverme
un poquito la sonrisa.
ahí estaba Martí para recordármelo, en cada pared de la Habana, de sus hoteles, de sus
calles, en cada mural, en cada grafiti, cada proyecto comunitario conseguía devolverme
un poquito la sonrisa.
Eso y más cosas: Mi piquete, las confidencias, la cercanía, la complicidad, dar el berro
por ahí, los nuevos descubrimientos. Los que empezaron mal y acabaron siendo bien y
los viceversas. Las clases de baile, los desayunos compartidos, el mojito en la
Bodeguita, y la Floridita de Heminway. La rumba y el guaguancó, los dioses de la
religión yoruba y mención especial, sin duda, para el callejón de Hamel.
Gracias a esta incursión en el mundo afrocubano descubrimos un crisol de proyectos
solidarios, de arte que se respiraba por cada esquina, de pintura, de música, de baile,
de tradiciones. Todo acompañado de ron, buen ambiente, buena música, perfecto para
embullarse unas cuantas horas, pasándolo bien y sin dejar de lado cierto espíritu de
lucha, anticolonialista, antirracista, las raíces de la abolición de la esclavitud contadas a
través del Principito.
solidarios, de arte que se respiraba por cada esquina, de pintura, de música, de baile,
de tradiciones. Todo acompañado de ron, buen ambiente, buena música, perfecto para
embullarse unas cuantas horas, pasándolo bien y sin dejar de lado cierto espíritu de
lucha, anticolonialista, antirracista, las raíces de la abolición de la esclavitud contadas a
través del Principito.
Luego nos reímos haciéndonos fotos en el Malecón, discutiendo con un cubano medio
borracho que pretendía enseñarnos como bailar.
- ¿Pero por qué se retrasan? -Nos decía.-
- Oiga señor, que es usted el que no está bien.
probando.
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